¿El problema es de los otros o es también nuestro?

Hoy se habla mucho de que nuestras relaciones con el otro, y, de manera especial, con ese otro que consideramos y tratamos como extranjero, representa un problema cuya actualidad se hace cada vez más viva en nuestras sociedades multiculturales. Todas las personas constatamos que las relaciones humanas se están convirtiendo en un problema creciente, pero, si además, se trata de personas de otras culturas, tradiciones, religiones dicha complejidad se acrecienta todavía más.

Mi experiencia me está confirmando que tengo que dar un giro al punto de partida desde el que suelo pensar y actuar, y es que la otra persona es la que trae el problema, y que por tanto ella es el problema de la relación. Pero voy aprendiendo que el verdadero problema soy yo mismo, que desde mi manera de ver, desde mi cultura y desde la manera como vivo también contribuyo a crear el problema. En otras palabras: son los límites de la humanidad en nosotros como seres humanos y en las estructuras e instituciones de nuestras sociedades los que hacen que el otro, extranjero o no, sea un “problema”. L¿El problema es de los otros o es también nuestro? Hoy se habla mucho de que nuestras relaciones con el otro, y, de manera especial, con ese otro que consideramos y tratamos como extranjero, representa un problema cuya actualidad se hace cada vez más viva en nuestras sociedades multiculturales. Todas las personas constatamos que las relaciones humanas se están convirtiendo en un problema creciente, pero, si además, se trata de personas de otras culturas, tradiciones, religiones dicha complejidad se acrecienta todavía más.

Mi experiencia me está confirmando que tengo que dar un giro al punto de partida desde el que suelo pensar y actuar, y es que la otra persona es la que trae el problema, y que por tanto ella es el problema de la relación. Pero voy aprendiendo que el verdadero problema soy yo mismo, que desde mi manera de ver, desde mi cultura y desde la manera como vivo también contribuyo a crear el problema. En otras palabras: son los límites de la humanidad en nosotros como seres humanos y en las estructuras e instituciones de nuestras sociedades los que hacen que el otro, extranjero o no, sea un “problema”. La pregunta que hay que hacerse para analizar la situación en la que aparece el “problema” del otro no es pues la cuestión si el otro, extranjero o no, está suficientemente preparado, si es de otra cultura, o no tiene educación…, sino que la pregunta que yo me tengo que hacer es si he creado las condiciones, tantos personales como ambientales, para recibir al otro tal y como es, la pregunta que hay que hacerse para analizar la situación en la que aparece el “problema” del otro no es pues la cuestión si el otro, extranjero o no, está suficientemente preparado, si es de otra cultura, o no tiene educación…, sino que la pregunta que yo me tengo que hacer es si he creado las condiciones, tantos personales como ambientales, para recibir al otro tal y como es.

Vamos a ofrecer un proceso de concienciación sobre el PLURALISMO CULTURAL Y RELIGIOSO en el qjue te invitamos a participar, aportando tus experiencias sobre todo.

2 comentarios en “¿El problema es de los otros o es también nuestro?

  1. Pienso que el comentario de Charo es muy acertado. No es que nosotros seamos el 100% del problema, pero si una gran parte. Pues creo que sentimos que estamos instalados en nuestra sociedad de BIENESTAR, que nos la hemos currado nosotros, y que ahora vienen otras parsonas y nos la quieren arrebatar o al menos aprovecharse de ella, de lo nuestro.

    Eso crea un sentimiento de protección de todo lo nuestro, de nuestro entorno, de nuestras comodidades, que ahora debemos compartir, y claro a cambio queremos una compensacion, una compensación que puede ser por parte de los otros de un reconocimiento de lo que les estamos ayudando, de que como nos creemos mas poderosos estamos ayudando a los mas debiles, de que no intenten mostrarnos su cultura, su tradición, su religión, etc. pues estan equivocados en todo, lo bueno y correcto es lo nuestro.

    La solución sería acortar esta distancia, que muchas veces es inmensa. Como dice Charo empezar a andar, creo que no se como hacerlo, pero habría que intentarlo, posiblemente reconozcan lo que estamos haciendo, y esas espadas que todos tenemos en alto guardando cada uno lo nuestro vayan bajando y llegue el momento de poco a poco una puesta en común.

    Quizá sea un poco utópico, pero por algún sitio hay que empezar.

  2. Nacho, una vez más dando en la diana. Efectivamente, coincido contigo, en que el enfoque es personal, focalizando en nosotros mismos… qué hago yo?, qué debo hacer yo?, hago lo suficiente? o puedo hacerlo mejor?o qué más tendría que hacer o promover? o qué tendría que dejar de pensar, sentir o hacer?
    Desde esa actitud proactiva, donde el foco del problema no lo situamos en el otro, no es el otro, sino nosotros mismos, mirando a nuestro interior y siendo concientes, sin distorsiones cognitivas o autoengaños (Diego no acepta la palara-concepto autoengaño, así que le «engaño» diciendo distorsiones cognitivas…jejeje, es el peligro que tiene ser psicóloga…jeje).
    Pues, volviendo a ponernos serios, creo que nuestro punto de partida, que Nacho nos ha centrado tan bien en nosotros mismos, en cuanto a las relaciones personales o sociales referidas a la riqueza cultural y a la riqueza espiritual (o religiosa que dirían algunos) y en todos los ámbitos de la vida no puede ser otro que ese, que nuestra persona íntegra y proactiva puesta a disposición de la mejora de las relaciones entre todos los pueblos, culturas y religiones. Desde ese enfoque podremos añadir «valor» a lo que hacemos. Y desde ese enfoque tendré un camino de mejora personal… ¿qué «valor» añado hoy a lo que me toca hacer en este mundo?
    Mi experiencia personal en el mundo relacional, es más rica en el ámbito familiar, social y profesional, pero aporto mi granito al ámbito cultural expresando que siento que puedo hacer mucho por esa mejora social de la integración de la diversidad cultural (en actitudes y pensamientos o creencias que las sustentan) así como algo en el ámbito religioso (me puse en marcha de la mano de Ana, Nacho,… y ya camino algo más estable, intentando seguir esa marcha titubeante, sin caerme demasiadas veces o sin hacerme demasiado daño).
    Gracias, Nacho, por haberme ayudado a dar estos primero pasos y darme confianza en tu soporte firme y seguro. Un beso enorme.

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