Este año en la Rioja me vi sorprendido por la propuesta que se nos presentó. Ha sido una propuesta que ha contactado con mi ánimo de búsqueda de un Jesús más humano, menos divino y más próximo a la realidad que nos rodea.
Una vez de vuelta y dentro de la reflexión, que la estancia en la Rioja me invita, repasé mentalmente la reacción que desde mi óptica observe en el resto de los participantes. Por una parte encontré en todos un deseo de profundizar en el encuentro con Jesús, pero también detecté que cada persona tiene marcado su ritmo de indagación.
No cabe duda que la búsqueda de Jesús nos pone a prueba nuestra fe (es decir nuestra fidelidad o lealtad con Jesús), es un riesgo muy grande que no todo el mundo está dispuesto a correr, en mi vida cotidiana, he conocido personas que manifiestan poseer una fe tan grande y profunda que no consienten que nadie les pueda plantear el más mínimo cuestionamiento. Pienso que quizás encubran en realidad ciertas deficiencias de seguridad en las que no tengo porque entrar.
Se podría decir que este año el encuentro adquirió cierto “nivel” pero no de intelectualidad sino de desafío ante el encuentro con Jesús. Tendremos que aceptar que la búsqueda de Jesús puede ser difícil, complicada y que haya personas que no quieran llegar a este “nivel” de profundización. Este concepto de “que me dejen como estoy” tiene un problema en la actualidad, por la dificultad que tenemos los creyentes de aislarnos en nuestro propio mundo,
Cada día se nos plantean preguntas a los creyentes que se nos va haciendo difícil de responder y a las que no podemos decir simplemente “doctores tiene la iglesia”, ya que las preguntas vienen formuladas por personas tan cercanas como nuestros propios hijos, que reciben una cultura más técnica y tecnológica y que nos obliga a buscar respuestas coherentes.
Por eso agradezco la propuesta que se nos formuló este año en el encuentro, es una invitación a que cada uno se postule ante la búsqueda y el encuentro con Jesús.
Especialmente estoy agradecido al alto grado de contención y moderación y ¡porque no! de paciencia que mostraron todos los participantes, dando muestras de una madurez y un acierto en el trabajo que se está desarrollando.
Gumer
Me ha gustado lo que dices Gumer, y me ha hecho pensar. Cada año, el
Encuentro de La Rioja, supone un reto, donde un empujón más, nos ayuda a ir
profundizando en el mensaje del Reino. El apasionante y siempre vivo mensaje, que Jesús nos brinda, de la mano de Nacho, a seguir avanzando. Cada uno a su ritmo, según su forma de sentir, vivir y experiencia de fe.
Sí, este año, el listón ha estado más alto, se nos va exigiendo más, a medida que avanzamos. No obstante, no se avanza todo de un tirón, poco a poco, necesito ir asimilando,(como los niños van pasando, de comida blanda a solida).ir soltando formas viejas, que ya no sirven, para dejar paso a lo nuevo, que suele ser más fresco y atrayente. Personalmente, yo necesitaría vivir-lo de nuevo, por lo intenso, para profundizar y asimilar mejor todo lo vivido. Así lo expuse en la reunión del martes trece, tal vez por ello, jaja, estuvimos algo alborotados.
Un cariñoso saludo. Rosa Mª