Aunque un poco tarde por diversas circunstancias, no queríamos por ello dejar de escribir una reseña de lo que fue para nosotros el encuentro del grupo promotor español por un mundo mejor, este pasado agosto de 2021 en Benicull (Valencia).
Lo llevamos a cabo del 1 al 7 de Agosto, y como viene siendo habitual, siempre empezamos preguntándonos cómo estamos personalmente y cuáles son nuestras expectativas. Y a partir de ahí, continuamos desde el documento «Tres acentos», previo situarnos desde un momento de oración compartida con el lema: «Cambiar yo para cambiar el mundo».
Y a partir de ahí, hemos compartido experiencias, interrogantes que se nos plantean, oración y, en definitiva VIDA. Vida que personalmente nos anima, nos hace bien, nos renueva y nos hace sentirnos cada vez más familia. Porque ciertamente así lo sentimos; estamos desde nuestras grandes diversidades, profundamente conectados y, sinceramente como decía Nacho, nos miramos desde la CALIDAD HUMANA.
No puede ser de otro modo si pretendemos ser buenos transmisores en la dimensión profética de anuncio-testimonio al estilo de vida de Jesús, donde el amor está por encima de todo.
Pues con esta base, profundamente humana, vivencial y de disponibilidad para un mejor servicio, nos introdujimos en el DISCERNIMIENTO, en ese prestar atención al espíritu de Jesús para tratar de reconocer como bien dice el Papa Francisco, entre todas las voces la voz de Dios.
Pues bien, desde este marco, Nacho nos recordó cual es la función del Discernimiento y los pasos a seguir como proceso humano, por el cual llegamos a convertir nuestras convicciones en decisiones de vida.
La aplicación practica la realizamos siguiendo los pasos del primer itinerario, partiendo de la exhortación apostólica del Papa Francisco EVANGELII GAUDIUM: «Por una Iglesia en salida».
En síntesis, este ha sido más o menos el esquema sobre el que nos hemos compartido, y decimos bien, porque nos hemos desnudado en percepciones, pensamientos, sentimientos y experiencias. Realmente ha sido una gran riqueza que nos hacía mucha falta, y más tras este largo tiempo de pandemia en que no nos hemos podido encontrar presencialmente hasta ahora, aunque gracias a las tecnologías hemos mantenido el contacto.
Volviendo al encuentro en sí, nos ha hecho enfrentarnos en primer lugar a nosotros mismos, desde el detenernos para interiorizar, para confrontar, discernir, compartir, sentir, interrogar, emocionar… hacernos más conscientes si cabe de nuestra realidad y de la presencia del espíritu en ella.
Hemos constatado insatisfacción, malestar, dolor, resistencias, tristezas, entusiasmos,
miedos, desafíos, llamadas, provisionalidad… Con todo, disponibilidad para seguir a Jesús si somos capaces de dejar ciertas seguridades y seguir haciendo y abriendo caminos como Jesús espera de nosotros.
Personalmente el encuentro nos ha removido interiormente y como ya hemos apuntado, estamos convencidos de que hay que seguir abriendo espacios para el encuentro allí donde nos encontremos, donde nos dejen y sea posible.
Como alguien decía casi al final… «hemos de creer de verdad que el Espíritu va por delante y perder el miedo».
Y ya para terminar nos queda una palabra: AGRADECIMIENTO. A Nacho por su dedicación incansable, a quien dimos una pequeña muestra de nuestro cariño y aprecio, pues todo en el encuentro no fueron sólo sentadas para discernir… también tuvimos momentos de relax en los que nos compartimos de otros modos; a Bernat también por su empeño y constancia para que el grupo no pierda el pulso a pesar de la pandemia, y también por su trabajo en el encuentro; a Luis Ramón, sacerdote que nos acompañó en determinados momentos, por su empatía y por sus canciones con las que nos hizo disfrutar de una velada entrañable… y en definitiva, a todos por vuestra presencia y la oportunidad de poder seguir compartiéndonos y entusiasmándonos juntos por ese mundo mejor por el que seguimos soñando y viviendo.

Amparo y Edu