Un relato más sobre nuestra convivencia

Hice mi relato hace ya tiempo, no quise publicarlo esperando a que otras personas hicieran el suyo. He visto que la convivencia ha sido una experiencia profunda e importante y así lo han puesto de manifiesto en sus narraciones. Durante este tiempo he dudado si merecía la pena, tras los relatos ya publicados, cansar con el mío que repite básicamente lo mismo. Tras darle vueltas, pienso que merece la pena presentarlo, no porque aporte nada nuevo, sino porque así queda reflejada la riqueza de la experiencia compartida, y puede servir a personas que no han participado de ella, para vislumbrar que esas experiencias compartidas y narradas, son válidas para nuestros respectivos procesos personales. Al mismo tiempo creo que puede servir como acicate para que otros grupos nacionales, compartan sus propias experiencias.

Cuando me siento a narrar y narrarme lo vivido en los días de convivencia vienen a mi cabeza muchas de las experiencias, sentimientos y momentos compartidos y vividos en los días que hemos estado juntos.

Empezaré por mis reservas y dudas antes de acudir, estábamos en pleno crecimiento de contagios de la 5º ola del coronavirus, yo tenía mis dudas, tanto mi esposa como yo somos personas de riesgo, y aunque estamos vacunados, los miedos no se disipaban. Tras intentar reflexionar sobre lo más adecuado, y hablar con otros miembros del grupo, decidimos que acudiríamos, tratando de poner todos los medios a nuestro alcance para en la medida de lo posible, no ser foco de contagio, ni contagiar. Nos hicimos PCR de control, y acordamos que el lugar de la convivencia tuviera las máximas garantías para que los espacios fueran amplios y ventilados. Así se acordó y lo cierto es que ha resultado tanto la casa donde hemos tenido la residencia, como los espacios donde trabajamos, bastante adecuados.

Todo el grupo había manifestado en varias ocasiones el deseo intenso de vernos personalmente y compartir cercanía y vida que llevábamos año y medio sin ello. De ahí, el intenso deseo de celebrar esta convivencia.

Hemos vivido intensamente el Itinerario con un matiz: “Por una Iglesia en salida”

La tarde de llegada, tuvimos un buen rato compartiendo saludo y poniendo en común lo que nos tenía reunidos allí. Fue grato constatar, que en todos los presentes se manifestaba el profundo sentimiento de cariño, de agradecimiento por estar reunidos y sobre todo se puso en evidencia que por parte de cada uno de nosotros se había hecho una apuesta de anteponer en nuestra escala de prioridades este encuentro.

Disfrutamos mucho poniendo en común esa constatación.

En la convivencia,  de la que he disfrutado, compartido, aprendido y crecido como persona, quiero señalar algunos momentos:

  • El de la llegada, con la alegría de vernos, podernos dar un abrazo y compartir durante un buen rato las ilusiones, dificultades en el tiempo, y sobre todo haber podido salvar las dificultades y las distancias. Fue un momento bastante emotivo en el que se puso en evidencia que cuando queremos, podemos, porque priorizamos.
  • El trabajo del documento “Tres acentos”.- “1.-Discernir los signos de los tiempos, Hoy; 2.- La Espiritualidad prevalece a la Pastoral; 3.- ¿Habéis dicho ejercicios? “

Este documento que ya conocíamos y habíamos visto todos de antemano, nos sirvió durante día y medio para revisar la experiencia que algunos de nosotros teníamos de las antiguas Ejercitataciones. Repasando los contenidos del documento,  intentamos situarnos en este momento,  cada uno como persona, ante lo que se nos pide, para llevar a cabo un  ejercicio de interiorización para discernir y actuar, en la sociedad de hoy, con una actitud abierta al influjo del Espíritu.

Personalmente me supuso un repaso y puesta en común de mi actitud ante lo que me pide y nos pide el espíritu hoy. Ello, me llevó a plantearme en ¿Qué dios creo?

  • En segundo momento, vivimos un tiempo para plantearnos preguntas sobre lo que estamos haciendo como Grupo Promotor y como Movimiento. Surgieron cuestiones importantes sobre los diversos Itinerarios y lo que ha supuesto el paso de las antiguas Ejercitaciones a los Itinerarios. Fue clarificador descubrir, el eje sobre el que pivotan los itinerarios, situando el Primero como necesario para ese giro hacia el interior de cada persona.
    Para mí, trabajar ese eje pivotante, me ha ayudado a cambiar mi forma de vivir la espiritualidad.

Resultó muy enriquecedor compartir las diversas cuestiones, al tiempo que se hacían aclaraciones. Aclarándose el  sentido de cada uno de los itinerarios y de su aplicación para la vida de las personas y los grupos.

  • Un momento muy gratificante fue la comida que vivimos el miércoles en un restaurante donde nos sentimos muy unidos a Nacho, (al que tanto debemos cada una de las personas que allí nos encontramos, como todo el Grupo Promotor y el Movimiento), se le dio una gran sorpresa al brindar por él y con él, al tiempo que le entregábamos unos sencillos regalos referentes al calor (acogida por su parte), asesoramiento y guía (brújula) y un mosaico con frases significativas que cada uno había redactado. Disfrutamos de una tarde muy agradable y relajada.
  • La última parte de la convivencia, dos días completos los dedicamos a trabajar el Discernimiento y un cuarto paso en que intentamos buscar cómo “Abrir nuevos horizontes”.

Este trabajo sobre “Se nos ofrece una oportunidad”. Buscó que participáramos en una experiencia de Discernimiento. Entendiendo éste, como el puente que une lo que me dice la voz de Dios y lo que yo puedo y quiero hacer.

Puestos siempre en la perspectiva de una Iglesia en salida, se nos presentaron diversos testimonios de personas, a mí personalmente alguno de ellos me resultó duro, fuerte y me hizo plantearme muchas cosas. Resultaron motivadores y no zarandearon para situarnos antes esta experiencia.

Las comunicaciones compartidas por cada uno de los participantes sobre su percepción, sentimientos, etc. sobre la Iglesia me resultaron muy enriquecedoras y me hicieron plantearme muchas cuestiones.

Este  tercer paso del discernimiento, fue el que me resultó más dificultoso, quizás por la falta de experiencia, ya que en otros momentos cuando hacíamos discernimiento, lo hacíamos sobre cuestiones más generales y que afectaban menos a la vida de mi persona, a mi vida. Este giro que lo centra mucho más en lo que vivo, mis percepciones, mis sentimientos, mis interpretaciones y por supuesto a lo que me llevan ¿cómo actúo?, supuso una novedad al tiempo que una dificultad. Sin embargo, la experiencia resultó gratificante y de crecimiento personal y sobre todo de grupo.

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