Ejercicios Comunitarios

Cuando se habla de “ejercicios”, en el ámbito de la Iglesia católica, todo el mundo entiende que se refiere a los “Ejercicios espirituales de San Ignacio”, que tanto han aportado a muchos hombres y mujeres y a la misma Iglesia. Estos se entienden como unas prácticas, es decir, como tarea personal y exclusiva del ejercitante.

Hoy, en un mundo interrelacionado y una Iglesia que quiere ser signo de comunión, es necesario y conveniente ejercitarnos también, quizá con más urgencia, en nuestras relaciones, aspecto este que dejamos olvidado o a la buena voluntad. La urgencia es que nos ejercitemos en nuestras relaciones, el Señor en medio de nosotros, dialogando, orando, confrontado, acogiendo, reconociendo… No son, pues, un curso doctrinal o una búsqueda teórica.

Los Ejercicios espirituales los hace un individuo acompañado por un guía, mientras que los Ejercicios Espirituales Comunitarios los hace un conjunto de personas acompañados por un equipo. Tienen, pues, en común que quieren ser una “experiencia viva y significativa” de encuentro con el Señor, como sentido definitivo de la vida y de la historia. Les diferencia que los ejercicios de san Ignacio buscan avivar, renovar, reorientar la opción fundamental de la vida personal a la luz de Cristo. Mientras que los EEC buscan ejercitarse a un grupo de personas para avivar, renovar, reorientar sus relaciones, consigo mismo/a, con los demás, con el mundo, a la luz del Espíritu de Jesús y su propuesta de construir “ya” el reinado de Dios.

Los Ejercicios Espirituales Comunitarios no son una alternativa a los Ejercicios de san Ignacio, ni se oponen a ellos, quieren ser un complemento a los mismos.

El método de los Ejercicios Espirituales Comunitarios es activo: tiene presente y asume la realidad en la que vivimos, favorece la reflexión y oración personal, así como el diálogo, la comunicación de vida, la oración comunitaria…, con una proyección social. La conversión personal tiene que llevar a un querer la renovación de la Iglesia y la transformación del mundo.

Se pretende:

Vivir una experiencia de comunicación en el Espíritu, mientras se reflexiona y se medita sobre la búsqueda y necesidad de espiritualidad hoy, las claves de la Espiritualidad del Reino, la necesidad de una iniciación o reiniciación en la fe… que inspiran un modo de ser cristiano y un estilo de vida más acorde con el Evangelio.